Los jóvenes son una generación que no solo se encuentra con un mercado laboral aún peor que el que hemos tenido nosotros, a la que le resulta muy difícil -y vaya si lo acabamos de ver- independizarse y sufre muchos más problemas mentales que cualquier otra generación. Pero que quizá les estamos creando, recordándoles que no hay alternativa. Quizá han nacido con una desilusión ya incorporada. A lo mejor ni siquiera les hemos dejado que se desilusionen por su cuenta.